Todo creyente, como parte de la
iglesia, ha sido enviado a cumplir la Gran Comisión; y por lo tanto, tiene el
privilegio y el deber de dar testimonio de su fe cristiana, entendiéndose esto
como una responsabilidad básica de todos aquellos que conforman el cuerpo de
Cristo. El misionero cristiano es el creyente que ha sido llamado por Dios de
manera específica; y por lo tanto, investido por el Señor con los dones
requeridos para ejercer este ministerio mediante la predicación del mensaje del
evangelio y la fundación de iglesias.
Un aspecto fundamental para el
trabajo misionero es que el hombre o mujer que ha sido llamado debe estar
dispuesto a dejar su cultura y la seguridad de su ciudad y/o país, con la
encomienda divina de ir a otra cultura diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario